Tras el descubrimiento de reservas petroleras en Venezuela, de unos 500 millones de metros cúbicos, Enarsa sigue apostando al modelo de negocios binacionales para ganar facturación. Ayer el presidente de Ecuador, Rafael Correa, recibió al ministro de Planificación argentino, Julio de Vido, para rubricar la firma de dos convenios clave en este sentido: la construcción de una central hidroeléctrica junto a la también estatal Termopichincha, y exploración conjunta de campos petroleros con Petroecuador.
De estos dos proyectos, el primero tendrá una maduración más rápida. Se proyecta construir la central hidroeléctrica Coca–Codo Sinclair (CCS), que generará 1.500 megavatios, será la más grande de Ecuador y está proyectada –aunque sin realización– desde hace dos décadas. La construcción comenzará en septiembre de este año, estará operativa desde el 2011 o 2012, y costará alrededor de u$s 1.600 millones. Termopichincha será dueña e inversora del 70%, mientras que Enarsa obtendrá el 30% de las acciones. La compañía constituida por las dos estatales para el proyecto, Coca–Codo Sinclair S.A., tiene un capital semilla de u$s 400.000 dólares, de los cuales u$s 280.000 fueron aportados por Termopichincha y u$s 120.000 por Enarsa.
Más allá de estas cifras, simbólicas para semejante proyecto, la obra será posible gracias a un esquema de aportes cruzados. La estatal ecuatoriana cubrirá 70% de la inversión, u$s 1.120 millones; Enarsa aportará el management para el proceso COM (Construcción–Operación–Mantenimiento); mientras que el restante 30% de aportes –u$s 480 millones– será financiado por las empresas privadas que harán la obra: las argentinas Corporación América (CASA, de Eduardo Eurnekian), Cartellone y Pescarmona. También participarán de la obra las ecuatorianas Hidalgo e Hidalgo y Ekron.
Mediante este proyecto, Enarsa cumple con una máxima peronista, justifica la ley que la creó, y se proyecto como una compañía de peso dentro de la Argentina. Lo primero por aquella frase de Perón, según la cual tiene mérito hacer negocios sin dinero, “con plata cualquiera”. Por otra parte, la ley que dio origen a Enarsa hablaba de hidrocarburos pero también la habilitó a “generar, transportar, distribuir y comercializar energía eléctrica”. En 2004, cuando su norma de origen habló de “operar cualquier segmento de la cadena de valor de los bienes energéticos”, parecía una intención muy abarcativa y lejana, pero que desde el año pasado, con la importación del gas boliviano como primer negocio grande, se va plasmando.
Entusiasmado con los resultados económicos que promete Enarsa, De Vido señaló ayer en Ecuador que los acuerdos firmados “están en el camino de la conectividad energética de la región”. Además de la reunión con el presidente Correa, De Vido estuvo con su par de Minas y Petróleo de ese país, Galo Chiriboga, con quien firmó el “Protocolo de Actividades entre el Ministerio de Energía y Petróleos de Ecuador y el Ministerio de Planificación”, para que Enarsa y Petroecuador exploten juntas campos petroleros.
Será difícil repetir los resultados logrados en Venezuela, pero se trata de un paso más en la internacionalización de Enarsa. Además de la represa Coca–Codo Sinclair y el acuerdo petrolero, se firmaron convenios de colaboracion y asistencia técnica recíproca en materia de energía atómica, combustibles y biocombustibles.
Publication: El Cronista
Provider: El Cronista
Date: February 8, 2008
viernes, 8 de febrero de 2008
Enarsa gana otro negocio: una central hidroeléctrica en Ecuador
Etiquetas:
Energía
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